lunes, 13 de diciembre de 2010

Uno

Que ridícula suena la frase
Te amo
En una anarco feminista de extrema izquierda

ella

De corrido, a prisa.
Sin contar las lágrimas perdidas
Y los encajes rotos
De este cuarto vacío y desordenado
En donde el viento agita la cortina
De la ventana abierta
Donde
Aun suena ese tétrico Vangelis
Y en donde las fotografías amarillas
Se destiñen,
Lentamente se apaga
la llama
de esta maldición de mi karma.

Twitteo, luego existo

Te sigo en Twitter
(pero nunca caminé a tu lado)
Te encontré en Facebook
(pero sólo en mi muro existes).
Veo tus fotografías contrapicadas en Flickr
Y tus caricaturas nihilistas en Deviantart
Leo tus ensayos en Wordpress
(pero no entiendo de que me hablas).
Admiro tus cortos en Youtube
(Pero nunca te imaginé en más de veinticuatro fotogramas por segundo)
Te escribo por Messenger y me respondes.
Pero
¿quién eres?

Nueve

Cuando por si acaso levantas las persianas
De estas líneas superfluas
Cuajando y absorbiendo
Las tristezas de este vaivén infinito y oscilante,
Encontrarás a la niña,
La perdida,
Olvidada,
Empolvada.
La misma.