LAS MUJERES NOS SACAMOS LOS CORPIÑOS

No se trata de una manifestación nudista, sino de la reivindicación de la mujer.
Como mujer, he sufrido siempre la discriminación por mi sexo, como si ser mujer ya no fuera un problema.
Desde chica, y como me crié con varones, siempre quise jugar al fútbol y andar sin remera, pero como «era una niña», mis modales debían ser «respetables», no debía hablar fuerte y jugar con las aburridas muñecas, mudas y de disimulada sonrisa. A mi hermano le dejaban jugar hasta oscurecer, pero yo debía entrar temprano, «porque se ve mal a una niña que juega a horas de la noche», y me compraban máquinas de coser con hilos multicolores, cocinas con utensilios de plástico y mesas de planchar. Siempre odié esa mesa de planchar, porque fue un regalo de reyes que elegí presionada, porque no había nada más barato o más lindo.
¿Por qué a las niñas nos quieren enseñar a ser sólo amas de casa si podemos hacer cosas más interesantes y aportar al país? La sociedad nos atiborra de ese tipo de juguetes e ideas para nosotras, cuando hay un montón de profesiones que podemos elegir, desde profesoras, odontólogas, ingenieras hasta cineastas. No debemos culpar sólo a los hombres, o a los que con su machismo destruyeron el mundo, sino que a veces el costumbrismo anacrónico viene de nosotras mismas, por ejemplo, si una chica se besa con un chico en una fiesta sin ser su novia, es una bandida, si un chico con novia y todo lo hace con más de dos chicas, es un ídolo. Nos miramos mal si usamos más de dos colores en el atuendo, o nos juzgamos a nosotras mismas por nuestras acciones y permitimos que la sociedad haga de nosotras lo que quieren: unas señoritas miramenometoquéis envueltas en organdí y polvo de arroz.
¿A dónde vamos, chicas? Mediante nosotras las mujeres, cosas magníficas han pasado, (también terribles), pero siempre de lo humilde, lo sencillo y de poco, construimos cosas grandiosas. Desde Cleopatra a Michelle Bachellet, todo es éxito si viene de nosotras.
¿No es un ejemplo Elizabeth I de Inglaterra? Huérfana y soltera, consiguió sostener por varias décadas al Reino Unido, como la potencia más grande del mundo, conquistando más de la mitad de las islas y territorios del mapamundi.
Margareth Tatcher fue llamada la Dama de Hierro e impidió que el euro llegase a Inglaterra, y hasta ahora y como es desde los comienzos de la tierra de los sajones siguen usando las libras.
J. K. Rowling y Stefanie Meyer son las escritoras que más han vendido en la historia de la literatura.
Juana de Arco, con 17 años capitaneó a los soldados franceses en la Guerra de los 100 años y hoy es Santa.
Rigoberta Menchú es una de las luchadoras por los derechos indígenas y premio nobel de la Paz por su incansable labor.
Coco Chanel, una de mis ejemplos a seguir, se burló de la ridícula sociedad parisina de los años `20 reivindicando no sólo el atuendo femenino, sino el rol de muchas mujeres, demostrando que una no sólo puede vestirse bien, sino tener gusto, clase, inteligencia y cultura al mismo tiempo.
Elisa Lynch, la famosa, «Madame Lynch» esa irlandesa que por nada intentó sacar al país de la ruina, primero instituyendo cultura y luego luchando junto con otras valientes mujeres, las Residentas, por lo poco que quedaba de éste suelo paraguayo después de la Guerra. O Josefina Plá, otra grandiosa mujer que amó a nuestro Paraguay trabajando, ayudando al arte, a la cultura y al periodismo como nadie lo ha hecho hasta ahora, escribiendo poesía, cuentos, libros sobre cultura paraguaya y artesanía, enseñando teatro y emitiendo programas de radio, luchando incansablemente en una época, en la que estaba prohibido expresarse, y menos si una era mujer.
La madre Teresa de Calcuta es una de las figuras más solidarias y humanas de la historia, además están Indhira Gandhi, Golda Meyer, Gabriela Mistral, Benezhir Buhto Celia de La Serna, y la lista se hace cada vez más larga, y hay muchas más, y cada una es un ejemplo, un mérito en este mundo, porque día a día hay heroínas, madres, hermanas, tías, sobrinas, hijas que solas trabajan para dar sustento a sus familias, y otras tantas a quien no conocemos, pero cargan en sus espaldas la mirada crítica de la sociedad, quien es por lo que la mujer lucha.
Liberémonos, mujeres, dejemos atrás los ridículos corsets, y enseñemos a los machistas, a los ignorantes y a los prejuiciosos que nosotras (como antes lo hacían las amazonas) podemos llevar adelante mejor que un hombre, una familia, un club, una sociedad… un país. Porque somos mujeres.

mia